

Testimonio de Julia Morante García
UNA TRANSFORMACIÓN EN CURSO
Me llamo Julia, tengo 34 años, médico de profesión, durante muchos años fui una mujer soberbia, con una elevada autosuficiencia y peligrosamente independiente. Hace tres años comencé a conocer al Altísimo y hace poco más de un año comenzó mi “odisea” personal. Después de haber perdido el coche en un accidente y con una situación económica difícil a pesar de encontrarme trabajando, tuve que someterme a diversas pruebas médicas para confirmar una terrible sospecha: padecer un “linfoma”, en lenguaje coloquial cáncer de ganglios linfáticos. Desde el principio pude ver la misericordia del Señor, después de 9 meses de pruebas y tres intervenciones quirúrgicas se confirmó la sospecha, tenía cáncer. En ese momento mi corazón se llenó de agradecimiento y alegría pues por fin sabía lo que tenía y podía empezar el tratamiento correspondiente.
En cada sesión de quimioterapia además de atacar el tumor, perder el cabello y alterar todo mi cuerpo en general, también se ha ido quedando aquella soberbia y todo lo que mencioné al inicio que desde siempre me habían acompañado.
Después de 12 sesiones de quimioterapia solo puedo dar gracias al Señor porque en esta enfermedad he podido ver su justicia pero aún más su infinita misericordia, no me ha faltado nada a pesar de no estar activa laboralmente, mi madre ha venido a acompañarme desde muy lejos y puede quedarse legalmente en este país el tiempo que sea necesario, mi familia empieza a ver y a confiar, pero lo más importante es la TRANSFORMACIÓN que el Señor está haciendo en mi “clama a mí y yo te responderé y te mostraré cosas grandes que tu no conoces”, yo he comenzado a verlas, el Todopoderoso ha utilizado esta enfermedad como vehículo, como “hisopo”, verdaderamente “para los que aman a Dios todas las cosas les ayudan para bien”. Mi vida está cambiando, Dios mantiene el vigor de mi cuerpo a pesar de la dureza de la quimioterapia, la paz del Señor me llena cada mañana y mis cercanos lo notan. Aún me queda un largo camino por recorrer y muchas cosas que cambiar, pero me encuentro bien, muy bien, llena de confianza en el Todopoderoso.
Actualmente sigo en la batalla, esperando en el Señor la sanidad total y la espero confiada porque Dios es fiel a su palabra “Yo soy quien hiero y yo soy quien sano”.

Les digo a todos aquellos que se encuentren enfermos y desanimados que se levanten, que confíen en el Señor, que le dejen ocuparse de las “añadiduras”, que busquemos el reino de Dios y su justicia, que lean la palabra y pidan sabiduría para comprenderla y ánimo para ponerla en práctica, que tengan memoria, no olviden quien es nuestro Dios , lo que ha hecho y lo que hace a diario…..entonces vendrá la paz hermanos y podremos esperar pacientemente la sanidad según su voluntad porque “en la debilidad se perfecciona mi poder”
“Dad gracias en TODO porque esta es la voluntad de Dios para con nosotros en Cristo Jesús”.
Fotografía: Recibiendo tratamiento de quimioterapia.